Abu Bakr Siddiq (RA) Life Biography Biografía Vida Spanish Española
Abu Bakr Siddiq (RA) Life Biography Biografía Vida in Spanish Española
En el nombre de Alá, el Compasivo, el Misericordioso!"Cuanto más sabes acerca de Alá, Mahoma, el Islam, más los amas"
Abu Bakr Siddiq Life Biography Biografía Vida Spanish Española:
ABU BAKR AS-SIDDIQ
(Alá se complazca con él)
"…Cuando
ambos estaban en la cueva, dijo a su Compañero: no te entristezcas, ciertamente
Alá está con nosotros." (9:40)
Esta aleya, se refiere al momento de haberse refugiado
el Profeta Muhammad r y su Compañero Abu Bakr, en la cueva del monte Zaur,
en su viaje a Medina, perseguidos por los idólatras.
1- SU VIDA
Su nombre era Abdullah Abu Bakr Ibn ‘Uzmán Abi Quhafa.
Llamado Al-Atiq y también As-Siddiq: El veraz, pues
fue quien se apresuró en creer en el Profeta Muhammad (Paz y Bendición), en
todo lo que le había sido revelado, en su profecía, en su viaje nocturno y en
el ascenso a los cielos.
Nació en la Ciudad de La Meca dos años después del
nacimiento del Profeta r, y murió dos años después, a la edad de 63 años.
Fue sepultado junto al Profeta Muhammad r en la habitación de su hija Aisha (Alá se complazca de ella).
2.-"SI ASI LO
DIJO, HA DICHO LA VERDAD".
Se dirigió, Abu Bakr t al Enviado de Alá r estableciéndose entre ambos el siguiente diálogo:
-Abu Bakr- ¿Es cierto lo que me han informado?
-Muhammad r: ¿Qué te han
informado?
-Abu Bakr: Que Alá te ha enviado a nosotros para que
le adoremos a El, sin asociarle nada.
-Muhammad: ¿Y cuál fue tu respuesta a ellos?
-Abu Bakr: Les dije, si así lo dijo Muhammad r, ha dicho la verdad.
Se llenaron los ojos del Profeta r de lágrimas, abrazó a su amigo de la infancia por haber creído en su
mensaje, luego comenzó a relatarle cómo había llegado la primera revelación en
la cueva de Hirá y cómo descendió la palabra de Alá, El Altísimo:
"Lee en el
nombre de Tu Señor que todo lo creó. Creó al ser humano, a partir de un
coágulo. Lee, que Tu Señor es el más Generoso. Que ha enseñado el uso del
cálamo. Ha enseñado al ser humano lo que no sabía".
Escuchó Abu Bakr t con atención la palabra de Alá, dichas por el Mensajero r, levantó su cabeza y le dijo:
Atestiguo que tú dices la verdad y que eres El leal,
atestiguo que no hay otra divinidad salvo Alá y que tú eres el Mensajero de
Alá.
Sin duda alguna, Abu Bakr t fue una de las figuras más importantes y relevantes en los primeros
tiempos del Islam. Era ciertamente el amigo más cercano del Profeta, y
suficientemente conocido en toda La Meca por su probada sabiduría y madurez. Su
propia nobleza de carácter le impedía conducirse de modo egoísta e inhumano,
tan propio de sus compañeros mercaderes.
El entusiasmo con que abrazó el Islam lo llevó muy
pronto a divulgar entre sus más dilectos amigos y allegados la esencia de esta
fe: La creencia en el Alá único y en Su Profeta Muhammad. Muchos de los que le
oían hablar, con tan firme convicción, le pidieron entrevistarse con el
Profeta. De este modo, el número de musulmanes iba creciendo, aunque guardando
todavía una natural discreción en mostrar abiertamente su nueva fe.
Entre este grupo de primeros musulmanes, podemos
destacar hombres como Uzman Ibn Affan, Abdel Rahman Ibn Auf, Talha Ibn
Ubaidulah, Sa'ad Ibn Abu Uaqas y Alzubair Ibn Awan, todos ellos personajes
jóvenes y de gran relieve en la vida social de La Meca.
Durante esta primera época, los versículos coránicos
revelados se caracterizaban por poseer un texto breve, con un contenido en el
que afirmaba constantemente el concepto de la Unicidad de Alá, Su suprema
majestuosidad, Su infinita misericordia, la importancia de la moral en el ser
humano, y la descripción detallada tanto el Paraíso como el Infierno.
3. "CREO EN LO QUE
LE LLEGA DEL CIELO".
Al pasar frente a la Kaabah, Abu Yahl vio al Mensajero
r solo y pensativo, quiso de alguna manera dañarlo,
acercándose a él, le preguntó burlonamente:
¿Acaso no te ha llegado algo nuevo por la noche?
-El Mensajero de Alá r levantó su cabeza y dijo:
¡Sí! Fui transportado durante la noche hasta Baitul
Maqdis (la mezquita de Jerusalén).
Abu Yahl volvió a preguntarle irónicamente: ¿Y
amaneciste luego entre nosotros?
Al contestar el Profeta r afirmativamente, se apresuró Abu Yahl a gritar: ¡Hijos de Kaab Ibn Lua
(gente de Qureish)! ¡Venid! ¡Venid! Comenzaron a reunirse ante la Kaaba, y Abu
Yahl les narró lo que había escuchado de boca del Profeta, con la única
intención de desmentirlo y sembrar dudas en el corazón de los musulmanes.
De inmediato, algunos incrédulos de Qureish se
dirigieron hacia la casa de Abu Bakr As-Siddiq t felices de transmitirle una noticia que le haría dudar del mensaje de
Muhammad r y así renegar de su religión.
Dijo uno de ellos a Abu Bakr t:
- Ciertamente, tu compañero frente a la Kaaba, cuenta
a la gente que su Señor lo transportó durante la noche hasta la Casa Sagrada de
Jerusalén. Viajó a ella durante una noche y amaneció luego entre nosotros.
-Les contestó Abu Bakr t: ¿Solo eso? Yo le creo y mucho más aún, creo en lo que le llega del
cielo por la mañana y por la tarde, y replicó:
"si así lo dijo, ha dicho la verdad".
Se dirigió velozmente hacia la Kaaba y abrazando al
Profeta r le dijo:
-Por Alá que tú dices la verdad!.
4- EL MAS AMADO POR EL
MENSAJERO DE ALÁ
Fue preguntado cierto día el Mensajero r:
-¡Profeta de Alá! ¿Quién es el más amado para ti?:
- Respondió, Aisha t.
- le dijeron: ¿y de entre los hombres?
- Les dijo r: Su padre.
Solía decir el Profeta r:
"No hay entre nosotros una mano benevolente sin
que le hayamos retribuido su esfuerzo, excepto la de Abu Bakr, pues a él Alá le
retribuirá en el día del juicio". Esto es interpretado por otro dicho del
Mensajero de Alá r que dice:
"No hay otra mano más grande para mí que la de
Abu Bakr, quién me ayudó personalmente, con sus bienes y me casó con su
hija".
Acostumbraba decir Omar Ibn Al-Jattab t:
- "Abu Bakr es nuestra autoridad, el mejor de
nosotros y el más amado por el Profeta r".
5- "ORDENADLE A
ABU BAKR QUE DIRIJA LA ORACION
Cuando enfermó el Mensajero de Alá r designó a Abu Bakr t para dirigir la oración comunitaria diciendo:
-¡Ordenadle a Abu Bakr que dirija la oración!
-Aisha sugirió: "Ciertamente, Abu Bakr es un
hombre de corazón tierno, si toma tu lugar lo vencerá el llanto, sería mejor
ordenarle a Omar t que lo hiciera." Pero el Profeta r repitió:
¡Ordenadle a Abu Bakr que dirija la oración!
Recurrió entonces Aisha t a Hafsa t y le encomendó:
-Dile al Profeta r que Abu Bakr t es un hombre apocado y emotivo, cuando tome su lugar,
no se escuchará su oración; sería conveniente ordenadle a Omar t.
Repitió Hafsa t tal lo pedido por Aisha t frente al
Profeta r quién, disgustado por la intromisión e insistencia,
exclamó:
-"Ciertamente vosotras sois como las compañeras
del Profeta José u". (Alusión a las mujeres que se complotaron para
tentarlo).
-Y repitió por tercera vez:
¡Ordenadle a Abu Bakr dirigir la oración!.
6- "QUIEN ADORABA
A MUHAMMAD, CIERTAMENTE MUHAMMAD HA MUERTO''
Llegó Abu Bakr t a la mezquita del Profeta r y supo de la
triste noticia… acababa de morir quien era la luz que colmaba la vida de los
musulmanes; hasta Omar Ibn Al-Jattab t el fuerte, el
duro, erguido entre la gente con su sable en mano proclamaba:
-Hombres: Entre los hipócritas hay quienes pretenden
afirmar que el Mensajero de Alá ha muerto, ¡por Alá, que no es así! Se ha
dirigido a su Señor como lo hizo Musa Ibn Imrán (el Profeta Moisés, quien se
ausentó de su pueblo cuarenta días y luego regresó tras hablar con su Señor).
Por Alá que regresará, y cortará las manos de quienes dicen que ha muerto.
Abu Bakr t, sufrió el
dolor y la tristeza por el fallecimiento, pues se trataba de su amigo de la
infancia, su compañero desde los primeros días de la revelación. Ingresó a la
mezquita y escuchó a Omar t dirigirse a la gente. Con pasos decididos entró a la
casa del Profeta r y lo vio, cubierto con un manto, descubrió su rostro,
lo besó y le dijo:
¡Tú! Por quien habría ofrecido como pago para
rescatarte, a mi padre y a mi madre, fuiste bueno en la vida y también en la
muerte. Por cierto que la muerte que Alá había escrito para ti, se ha cumplido.
Luego cubrió con el manto el rostro del Mensajero t y salió hacia la mezquita.
Omar t, continuaba hablando a la gente. Pidió Abu Baker t que guardara silencio pero éste se negó e intentó continuar, se
adelantó Abu Bakr t..., glorificó a Alá, lo enalteció y luego exclamó:
-Si habéis estado adorando a Muhammad, sabed entonces
que Muhammad ha muerto. Pero si, por el contrario, habéis estado adorando a
Alá, tened la certeza de que Alá es El Viviente y no morirá jamás.
Recitando a continuación el siguiente versículo:
"Y no es
Muhammad sino un Mensajero, antes del cual han pasado otros Mensajeros. ¿Si
muriera o le mataran, ibais a volver atrás? Quien se vuelva atrás no causará
ningún daño a Alá y El retribuirá a los agradecidos". (3:114).
El escuchar estas aleyas, comenzaron los musulmanes a
retirarse del lugar, convencidos de que las palabras de Abu Bakr encerraban la
inequívoca realidad.
7- EL DIA DE SAQIFA
Tras la muerte del Mensajero de Alá r, tuvo Abu Bakr t que atravesar situaciones que jamás hubiere
imaginado; se congregaron un grupo de Sahabas de Medina (Ansar) en un lugar
llamado Saqifa Bani Saada, proponiendo como candidato para asumir el Califato a
un miembro de su tribu: Saad Ibn Ubada, jefe de Jazray (tribu de Medina).
Al enterarse Abu Bakr t se dirigió hacia Saqifa junto con Omar Ibn Al-Jattab y Abu Ubeida Ibn
Al-Yarrah t. No era intención dirigirse para ser proclamado
Califa, sino para detener la sedición y unificar a los musulmanes.
Demostró frente a la asamblea, basándose en una aleya
del Sagrado Corán, que el Califato correspondía a la gente de Qureish y a los
Emigrados de otros lugares. (No porque ellos eran de Qureish y Emigrados, sino
porque la emigración tenía un lugar primordial en el Islam.)
Alá dice en el Corán:
"Alá quedó
satisfecho de los primeros (musulmanes) de los Emigrados y luego de los
socorredores (Ansar)". (9:100).
Luego, Abu Bakr t elogió a los Ansar, explicando su importancia en la expansión del Islam
y agregó:
-¡Ansar! Vosotros no podéis recordar virtud alguna sin
que seáis quien la posea
Inmediatamente propuso como Califa a Omar Ibn
Al-Jattab o a Abu Obeida Ibn Al-Yarrah t diciendo:
- Por cierto que me complazco con cualquiera de estos
dos hombres.
Pero Omar t exclamó:
¡Por Alá! Hubiera preferido que mi cuello fuese
cortado siendo inocente, a ser elegido Califa de un pueblo en el que se
encuentra Abu Bakr t. - De inmediato se apresuró, juró fidelidad a Abu
Bakr t y así lo hicieron el resto de los musulmanes.
8- EL JURAMENTO DE FIDELIDAD GENERAL Y LA
DECLARACION DE LOS PRINCIPIOS BASICOS PARA LA NACION ISLÁMICA
Después del acontecimiento de Saqifa, se dirigió Abu
Bakr t al mimbar del Mensajero de Alá r, subió solamente dos escalones y se sentó, no toleraría el mismo subir
aún más y sentarse en el lugar donde lo hacía el Profeta r.
Dirigiéndose a la multitud, proclamó su pacto de
compromiso, considerado el sistema básico para el establecimiento de la nación
islámica, y pronunció su primer sermón (jutba) repleto de sabiduría, justicia y
grandeza:
¡Oh, gentes! : Se me ha concedido la autoridad, pero
no soy el mejor de vosotros. Si obro bien ayudadme y si obro mal corregidme.
Sabed, que el débil entre vosotros es considerado por
mí poderoso, y sabed, también que el poderoso entre vosotros será considerado
por mí débil, hasta garantizarle a ambos sus derechos.
Obedecedme en todo aquello que obedezca a Alá y a su
Mensajero, pero sí les desobedezco, no me debéis obediencia alguna.
Aceptó Abu Bakr t el Califato sin desearlo, ni codiciarlo y fue veraz cuando exclamó:
¡Por Alá! No ambicioné el poder ni un solo día, ni
noche, como tampoco le pedí a Alá, en público ni en secreto por ello.
9 - CON LOS RENEGADOS
Imaginaron muchos, cuyos corazones estaban enfermos de
hipocresía, que al morir el Profeta r moriría con él
el Islam. Renegaron de la fe e incitaron a la sedición interna en los albores
del gobierno de Abu Bakr t
Estos renegados se dividían en dos grupos: unos, que
rechazaban al Islam en su totalidad y otros, que renegaban del tercer pilar del
Islam: el "Zakat".
Consultó Abu Bakr t a los Sahabas sobre este asunto.
Era la opinión de Omar Ibn Al-Jattab t y de algunos otros, en aplicar la tolerancia y la conciliación con el
segundo grupo, a fin de acabar con la sedición. Pero Abu Bakr t insistió en combatir a la totalidad de los apóstatas expresando estas
célebres palabras:
¡Por Alá! Si entregasen (por ejemplo), un trozo de una
cuerda, por ínfimo que sea al Profeta, y a m me la negasen, los combatiría por
ello.
Haciendo referencia a los que entregaban su Zakat en
épocas del Profeta, y ahora durante su Califato se negaban a hacerlo.
Finalmente los combatió Abu Bakr t venciéndolos.
Al frente de este ejército victorioso se encontraba
Jaled Ibn Al-Ualid t, uno de los más valerosos estrategas entre los musulmanes.
10 - EL EJÉRCITO DE USAMA
El Profeta r, había
preparado en sus últimos días un ejército bajo las órdenes de Usama Ibn Zaid t para enviarlo a Siria.
El día que falleció el Enviado r, se encontraba éste ejército acampando a tres millas de Medina, listos
para partir, suscitándose entre ellos el siguiente dilema:
Opinaba un grupo encabezado por Omar Ibn Al-Jattab t que enviar al ejército de Usama constituía un gran peligro, porque
también se encontraba la ciudad de Medina amenazada de guerra por los
renegados.
Usama compartía dicha opinión.
Pero Abu Bakr t apoyó esta decisión con su enorme fe y no dio lugar a reflexión alguna
sobre un asunto el cual había ya resuelto previamente el Enviado de Alá r y dijo:
- Que el ejército sea enviado, tal lo ordenado por el
Profeta r y aunque corriera el riesgo de ser devorado por los
lobos, jamás discutiría una decisión tomada por él
Luego de esta resolución, Omar t y un grupo de musulmanes, solicitaron a Abu Bakr t que escogiese otro jefe para este ejército, ya que Usama era demasiado
joven y de limitada experiencia, estando estas tropas formadas por grandes
Sahabas y expertos en combate.
Al escuchar esto, Abu Bakr t se incorporó inmediatamente de su lugar y dirigiéndose a Omar t le dijo:
¡Ay de ti, Ibn Al-Jattab! ¡El Profeta de Alá lo
eligió, y tú me pides que lo destituya!.
Después de esto, se dirigió el Califa junto a Omar t al lugar donde se encontraba el ejército, y les ordenó partir bajo la
protección de Alá.
Abu Bakr t partió junto a
ellos para despedirles.
Se encontraba caminando junto a Usama t, quien iba montado sobre su caballo, al percatarse este, sintió
vergüenza, e intentó descender del animal para que el Califa lo montase, pero
éste le dijo:
¡Por Alá! ¡Tú no desmontarás ni yo lo montaré! Qué hay
de malo en que ensucie mis pies con el polvo, transitado por la causa de Alá.
Luego aconsejó a Usama y a su ejército (siendo estas
palabras consideradas el ejemplo más alto de educación islámica y de conducción
militar) diciéndoles:
No traicionéis ni engañéis, no cometáis actos
reprobables, ni mutiléis, no matéis niños, ancianos ni mujeres; no destruyáis
ni dañéis las palmeras y tampoco las queméis. No cortéis árboles frutales, no
degolléis corderos, vacas ni camellos. Pasaréis por pueblos que acostumbran
recluirse en sus conventos, invitadlos al Islam, pero no los obliguéis a
retirarse de allí.
¡Partid! En el nombre de Alá.
La misericordia y complacencia de Alá sea con Abu Bakr t.
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